El conocimiento de los mecanismos y las consecuencias nocivas que las altas temperaturas ambientales pueden provocar en nuestro organismo, colaboran en afianzar las conductas preventivas o terapéuticas tan difundidas en estos días.
Somos animales de sangre caliente que funcionamos adecuadamente cuando la temperatura corporal está entre los 36 y 37°C. Múltiples mecanismos de regulación hacen posible mantenernos dentro de ese rango, siendo los más destacados la alimentación y la actividad física para ganar calor y la sudoración o la exposición corporal en ambientes más fríos para cederlo.
Cuando la temperatura ambiente asciende especialmente por encima de los 35°C, se presentan dificultades para que el cuerpo pierda calor, comenzando a elevar su propia temperatura. Sudoración intensa es uno de los principales mecanismos de defensa ante esta situación, debiendo tener en cuenta que, si la humedad ambiente es elevada, la piel permanece húmeda viéndose dificultado este mecanismo, de allí que se tolere mejor el calor en climas secos.
La sudoración lleva a deshidratación si nos se repone el líquido perdido, por eso es fundamental la ingesta de agua para favorecer el flujo sanguíneo, la actividad cardíaca y poder mantener las glándulas sudoríparas activas.
Aquí vale una salvedad, ¿es cierto que las bebidas alcohólicas no hidratan?
Si, es verdadero. El alcohol inhibe una hormona llamada antidiurética y eso hace que el consumo de bebidas alcohólicas favorezca la diuresis, eliminando más líquido por esta vía que el ingerido por la bebida.
Los síntomas del calor excesivo en nuestro organismo son muy variados y dependen de cada individuo destacándose:
  • Sed intensa
  • Piel enrojecida, seca y caliente
  • Aumento del pulso
  • Debilidad muscular
  • Fatiga, irritabilidad
  • Dolor de cabeza
  • Mareos, náuseas y vómitos
  • Calambres
  • Pudiendo llegar a síntomas más graves como convulsiones y pérdida del conocimiento.
Los síntomas descriptos generan disminución de la atención aumentando el riesgo de accidentes en caso de manejo de vehículos o maquinarias.
El descenso de las temperaturas nocturnas ayuda a dormir y recuperar al organismo. Cuando las temperaturas permanecen elevadas durante la noche, complica el descanso y restauración por lo que es imprescindible renovar el aire de la habitación y refrescarla con cualquier mecanismo posible.
Y por último tener en cuenta que hay sectores más vulnerables como los ancianos, los bebés y las embarazadas, además de aquellos que padecen enfermedades especialmente cardiovasculares o estén medicados con diuréticos, por ejemplo.
Dr. JUAN JOSE GONZALEZ
MP 37071
para MORON DIGITAL
Compartir esta nota
Contactanos por whatsapp!