El pasado sábado, el gobernador Axel Kicillof lanzó su corriente interna dentro del peronismo (que, llegado el caso y de acuerdo a cómo se resuelvan las disputas internas con la ex presidente, Cristina Kirchner, también podría constituir un espacio político propio), con el apoyo de una decena de intendentes bonaerenses, dirigentes, legisladores, movimientos populares y sindicatos.
Mediante un comunicado de «presentación en sociedad», publicado en la red social X (ex Twitter), el gobernador de la provincia no sorprendió con el anuncio, pero sí con la «oportunidad» del lanzamiento, teniendo en cuenta las derivaciones del escándalo público por la estafa cripto, «difundida» por el presidente Javier Milei y, fundamentalmente, a 48 horas que su ex jefa política, la propia Cristina, asumiera como presidente del PJ a nivel nacional, este lunes por la tarde-noche, en la histórica sede de la calle Matheu.
El «Movimiento Derecho al Futuro», tal el nombre escogido por Kicillof y sus seguidores, de discutible «gusto», a mitad de camino entre secta religiosa y libro de autoayuda, en rigor de verdad, encierra una enorme paradoja en sí misma: esto es, el gobernador pone el «foco» en el futuro, cuando los bonaerenses no logran vivir en el presente, en especial, en un conurbano azotado por la inseguridad, con muertes violentas a diario, el narcomenudeo como «telón de fondo» de esa violencia urbana cotidiana, índices de pobreza y marginalidad que avergüenzan y las dos grandes «tragedias» argentinas contemporáneas (que no resultan propiedad exclusiva, sino compartidas con la Nación, pero que se potencian exponencialmente en la provincia), como lo son la salud y la educación públicas, todo ello, en un «cóctel» explosivo, «sazonado» con casos de corrupción obscenos, de ex funcionarios, tales los casos de Martín «bandido» Insaurralde y Jorge D’Onofrio («a préstamo» del massismo) o los «Chocolate» Rigau de la vida (en este último caso, «apadrinado» también por buena parte de los demás partidos con representación legislativa en la provincia).
En este contexto y casi partiendo desde lo semántico, Kicillof parece abstraerse de su presente como gobernador de los más de 17 millones y medio de bonaerenses, para centrar su mirada «Derecho al Futuro», mientras el conurbano se «desangra» con hechos de inseguridad, cada vez más comunes y feroces, con números de muertes violentas que asemejan los datos de un auténtico Estado en situación de «guerra».
Pero claro, el gobernador tiene la intención política de focalizar su energía «Derecho al Futuro», mientras la deserción escolar en la provincia es alarmante y las escuelas públicas se «caen a pedazos», tal el caso de la primaria 50 de Castelar Sur, en peligro de derrumbe desde 2018 y con inicio de obra, para su reconstrucción en 2022, a través de un convenio entre el distrito y la provincia, a partir del programa bonaerense «Escuelas a la Obra».
Pues, a una semana del inicio formal del ciclo lectivo 2025, dicha obra se halla paralizada (se calculaba su inauguración para mediados de 2024) y la comunidad educativa sin respuesta alguna de las autoridades, locales o provinciales (y ni piensen en preguntar en el Consejo Escolar, donde andan más ocupados en disputas de poder, que preocupados en atender las necesidades de los alumnos).
Y de la salud, ni hablemos. Pero miremos con optimismo «Derecho al Futuro», mientras IOMA, la obra social más importante y con mayor volumen de afiliados de la provincia, está destruida, casi sin prestaciones, con marchas todas las semanas en La Plata (aunque no trasciendan demasiado, por el «blindaje» mediático que ostenta el gobernador, a fuerza de pauta), pero con un interesante detalle de «color»: a falta de prestaciones propias, para las cuales pagan sus miles de afiliados todos los meses, la provincia ya desde hace un buen tiempo, selló un acuerdo que pasaría inadvertido, nada menos que con el Hospital Italiano, en cuyo Anexo de San Justo se atienden decenas de afiliados de IOMA, todos los días.
En este punto, resultaría dable preguntarse con qué fondos?, dado el altísimo costo de cualquier atención en uno de los hospitales privados más exclusivos del país, de una provincia sin presupuesto 2025 (y que, al igual que la Nación, debió prorrogar el correspondiente al año anterior) y con la necesidad imperiosa de endeudarse por miles de millones de dólares, para poder afrontar esa mirada: «Derecho al Futuro».
La «Provincia de Axel»… Nunca lo entenderían.