En su segunda Acordada del año, este jueves, la Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó el pedido de licencia extraordinaria del juez Ariel Lijo, por lo cual el otro candidato «a dedo» del gobierno, no podrá asumir como ministro del máximo tribunal del país.

Con los votos negativos del presidente de la Corte, Horacio Rosatti y de sus colegas, Carlos Rosenkrantz y Manuel García-Mansilla, el Supremo Tribunal abortó los «sueños húmedos» de la Casa Rosada y el controvertido Ariel Oscar Lijo, deberá volver a su cargo de magistrado en el juzgado federal N° 4 de Comodoro Py.

La Corte Suprema le negó la licencia extraordinaria al juez federal Ariel Lijo, aspirante del gobierno al máximo tribunal.

 

Llama la atención el voto negativo de Manuel García-Mansilla, designado el pasado 26 de febrero por el presidente Javier Milei, «en comisión» y hasta el 30 de noviembre del corriente, sin el acuerdo del Senado, idénticas condiciones en que fuera designado Ariel Lijo, con la salvedad que este último reviste actualmente como juez titular y ante la negativa a renunciar a su cargo, decidió solicitar una licencia extraordinaria ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal porteña, quien se la concedió, aunque elevó el pedido a la Corte, que en rigor es quien decide sobre las licencias de los magistrados que se extienden más allá de los seis meses.

También resulta significativa la actitud del otro miembro de la Corte, Ricardo Lorenzetti, «padrino» judicial de Lijo e impulsor de su candidatura (o por lo menos, quien lo recomendara a Javier Milei), que finalmente no firmó la resolución que impide, por lo menos de momento, la llegada de Ariel Lijo al máximo tribunal.

Ahora, el llamado «juez del poder» deberá aguardar en su juzgado, que los senadores se reúnan y aprueben su designación en el recinto de la Cámara Alta, algo más que complicado por estas horas.

De hecho, existe la intención en el Senado, de convocar a una sesión especial para la semana próxima, a fin de tratar los pliegos de ambos candidatos propuestos por el gobierno, tanto Lijo como el ya confirmado García-Mansilla, aunque todo haría indicar que para rechazar sus designaciones, algo que pondría en un doble dilema a Milei, dado que a García-Mansilla ya la Corte le tomó juramento como ministro de la misma (en un acto desusadamente discreto, tanto es así que no pudieron asistir ni su familia, la semana pasada).

De todos modos, como suele suceder en la justicia, siempre existen «dos bibliotecas» para todos los temas sensibles y los constitucionalista en este caso, tampoco se ponen de acuerdo: mientras para unos, los más cercanos al gobierno, ese juramento ya lo confirma como ministro de la Corte, «en comisión», hasta el final del actual periodo de sesiones ordinarias, en contraste, para los otros, los reticentes a este tipo de designaciones «a dedo» y «forzando» la letra y el espíritu de la Constitución Nacional (en el inciso 19 del artículo 99, que avala al presidente a llenar las “vacantes de los empleos” mientras el Senado se encuentre en «receso»), el rechazo de los senadores en sesión, eyectaría a García-Mansilla del superior tribunal, marcando el «récord» de la designación más corta de la historia.

Manuel García-Mansilla, a quien la Corte le tomara juramento la semana pasada, votó en contra de la licencia de Lijo.

 

El otro camino que le queda a Ariel Lijo para allanar su camino formal a la Corte, sería renunciar a su cargo de juez federal, para que ya no subsista la incompatibilidad del «doble cargo», aunque con una designación transitoria, «en comisión» hasta el 30 de noviembre, desde el 1° de diciembre resultaría un desempleado más.

Y la calle está dura.

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