Un viejo axioma futbolero, sentencia que: «los goles que no se festejan en el arco contrario, se sufren en valla propia», y es precisamente lo que sucedió en Carlos Casares, con la segunda derrota al hilo del Gallo, de visitante, frente a un modesto Agropecuario Argentino.
Repitiendo el once de inicio que provenía de empatar en cero con Gimnasia de Jujuy, en el Nuevo Francisco Urbano, Morón tuvo las chances y pudo ponerse en ventaja en la primera mitad, pero entre la falta de puntería propia y las virtudes del arquero local (el «bueno» de Germán Salort), en las dos o tres que fueron al arco, Morón desperdició una vez más, su mejor momento en el partido, permitiendo que un limitado conjunto «Sojero», en complicidad con un «permisivo» arbitraje de Nahuel Viñas, se impusiera en el complemento y se quedara con los tres puntos, de otro partido en el que Morón (por lo hecho en los primeros 45′) mereció mejor suerte, pero en el fútbol no se toman en cuenta los merecimientos, sino que se define por goles y contundencia frente al arco rival.

Morón fue superior en el primer tiempo, pero no pudo reflejarlo en el resultado.
📸: Deportivo Morón.
En efecto, en un primer tiempo no bien jugado, pero entretenido, por la permeabilidad de dos defensas poco sólidas, luego de unos 15′ iniciales en los que a Morón le costara hacer pie, en un terreno «pesado», propio de las lluvias de los días previos y el «capricho» ya conocido, de un rival sin infraestructura, ni hinchas, no sponsors, ni localía y solamente sostenido por el «berretín» financiero del «rey la soja» e hincha de Racing, y la influencia económica de su SAD de hecho en la AFA y el Colegio de Arbitros, en el desagregado de los 45′ iniciales, el equipo de Walter Otta tuvo las mejores opciones, a partir de los centros desde la derecha de Yair González o las acciones individuales de Jonathan Berón, de la izquierda hacia el centro, con dos chances claras en los pies del ex Vélez, una «peinada» de Franco Lorenzón (que se cansó de ganar de cabeza en el área local) y un gol anulado a Ivo Costantino, a instancias del juez asistente, por una presunta posición adelantada.
En contrapartida, lo más peligroso de Agropecuario siempre estuvo por las bandas, con los centros cruzados desde la derecha, a cargo de Alejandro «Loco» Melo y el peligro latente de Brian Blando por la banda opuesta, que ya en la primera etapa condicionaría con la primera amarilla, a su marcador, Juan Manuel Cabrera (así y todo, con sus limitaciones a cuestas, más atento y seguro en la marca que se compañero por izquierda, Joaquín Livera).

El Gallo desperdició sus chances en los 45′ iniciales y lo pagó caro en el complemento.
📸: Deportivo Morón.
Ya en el complemento, a los 3 minutos de reiniciado el juego, otro centro «venenoso» al área del Gallo, encontraría una vez más a Livera por detrás de su marca, provocando la reacción tardía que, en territorio de Grobocopatel, le permitiría al árbitro del encuentro, cobrar penal en favor de Agropecuario, de mejor rendimiento, en buena medida, a partir de las «versiones mejoradas» del experimentado interno diestro, Juan Ignacio Sills, del habilidoso enganche David Gallardo y de uno que siempre nos complica (con cualquier camiseta), o por lo menos, si no convierte, se transforma en figura ante Morón: el «inoxidable» Alejandro Gagliardi.
Sumado a una mayor solidez en defensa, en especial de Milton Leyendeker en la zaga, aquél de la patada «criminal» a Exequiel Zeballos de Boca, por «Copa Argentina», en agosto de 2022, que le fracturara el tobillo derecho a los 25′ de juego y tuviese que purgar una sanción de ocho fechas, mientras el «Changuito» debió afrontar una operación, ocho meses de recuperación y quizá, hasta hoy, no volver a ser el mismo que deslumbrara con su velocidad y gambeta, desde su debut en primera.
Cosas del destino, tras la extensa y poco usual sanción disciplinaria, Milton Leyendeker estaría disponible recién en la última fecha de la temporada 2022, precisamente frente a Deportivo Morón, en Carlos Casares, en un empate cero a cero (con la expulsión de Leonel Bontempo en la primera etapa), que impediría que el Gallo obtuviese una mejor posición final y con ello, por ejemplo, un cruce de local en el Reducido de ese torneo, debiendo ir a ganar a Mendoza, frente a Gimnasia y Esgrima (con igualdad a uno y eliminación, no sin polémicas arbitrales, como cada pleito en ese escenario).
De regreso a la actualidad, un minuto más tarde de la sanción del penal, Brian Blando, el más destacado del local y del partido, junto a Alejandro Melo, sentenció el uno a cero (a la postre definitivo), definiendo con precisión, alto y al medio del arco, aprovechando que Julio Salvá se había jugado sobre el poste diestro.

El gol tempranero del «Sojero», en el segundo tiempo, «derrumbó» al Gallo.
📸: Deportivo Morón.
Tras el uno a cero local, conseguido con poco y nada, luego de un primer tiempo favorable a Morón, «Agro» podría haber aprovechado el «golpe» que significó el resultado en contra, en el equipo de Otta, que nunca logró sobreponerse a la desventaja, sin generar jugadas claras de gol, como en la primera mitad, máxime a partir de la expulsión de Cabrera, por doble amarilla, con un Gallo descompensado en defensa, a falta de quince minutos para el final del partido.
Pese a los cambios propuestos desde el banco, Morón no pudo en ningún momento poner en aprietos al seguro golero local, incluso a pesar de contar con la chance malograda de un nuevo penal, en favor de Agropecuario, mal ejecutado por el «Loco» Melo, a los 23′ del segundo tiempo, que podría haber retemplado el ánimo visitante y si embargo no lo pudo sacar jamás del letargo, la confusión y la falta de ideas del complemento.
En rigor de verdad, en el cuarto de hora final del encuentro, Morón la «sacó barata», porque además del penal malogrado por Melo, con un Morón «regalado» en defensa, cansado e impotente, el «Sojero» tuvo el 2 a 0, primero en los pies del lateral, Danilo Ruiz Díaz, que mano a mano con Salvá, definió al primer palo y el «1» visitante salvó el gol con el pie y en el agregado, el ingresado Facundo Sánchez, llegando sólo por la derecha, cruzó el remate al poste más lejano, apenas desviado.

En el segundo tiempo, Morón fue una «sombra» y pudo haber perdido por una diferencia mayor.
📸: Deportivo Morón.
En definitiva, en otro partido «cerrado» y parejo, al igual que frente a Gimnasia en Mendoza y su homónimo jujeño en el Oeste, Morón volvió a pagar caro su falta de contundencia en el arco rival, desaprovechando su «momento» en el partido y permitiendo una vez más, que un rival limitado «facture» con oportunismo y eficacia, para quedarse con tres puntos, que en el global de los 90′, parecen un «premio» excesivo a las escasas virtudes demostradas en el terreno de juego.
Morón necesita volver al triunfo, de eso no quedan dudas, pero para ello es imprescindible que las que genera, o por lo menos alguna de ellas, vayan adentro.
De lo contrario todo será muy cuesta arriba.
Queda mucho campeonato por transitar y muchos aspectos por mejorar, como quedara dicho, la contundencia en el arco rival, pero también la escasa presencia en el círculo central y las permisibilidades concedidas desde los laterales, en particular, el izquierdo.
Ahora viene San Telmo, con César Monasterio.
Que no se repita el «Candombe» ajeno, como en las últimas visitas al Nuevo Francisco Urbano.

Ahora llega San Telmo, al Nuevo Francisco Urbano y el Gallo tiene la necesidad de sumar de a tres y mejorar la pálida imagen del complemento en Carlos Casares.
📸: Deportivo Morón.