Desde el minuto cero de la administración de Javier Milei, sus opositores más acérrimos vaticinaban que el modelo de gestión del outsider liberal-libertario, sólo cerraba socialmente con «palos» y represión social.
En rigor de verdad, hoy no podemos confirmar ni desmentir tales afirmaciones, en presencia de un gobierno que todavía no llegó al año y medio desde su asunción.
Lo que llama la atención, por su paradoja y contradicción, es que al parecer, para la principal fuerza opositora al actual gobierno, es decir, el kirchnerismo «residual» o lo que queda de él, en oposición interna con la nueva corriente que entroniza al gobernador Axel Kicillof, es que al parecer, los «palos» y la violencia resultarían la alternativa de una oposición fragmentada y atomizada, que sólo encuentra en la confrontación directa, «cuerpo a cuerpo» con las fuerzas del orden, la alternativa a la ausencia de contundencia en el «relato» político.
Este miércoles, mientras una minoría de auténticos jubilados y pensionados se congreguen alrededor del Congreso de la Nación, en un reclamo tan legítimo como estéril en la historia reciente de nuestro país, si recordamos los mismos miércoles en tiempos de Carlos Menem como presidente, Domingo Cavallo y su «convertibilidad» en el Palacio de Hacienda y Norma Plá como emergente de las demandas de una clase pasiva, en estado de alerta en los 90′, desde el advenimiento del kirchnerismo, sólo verían la destrucción del sistema previsional argentino, con el Anses como principal fuente de financiamiento interno, hasta su quebranto, de un país sin crédito externo.
Y es que este miércoles, el reclamo siempre legítimo y nunca atendido de nuestra clase pasiva, vendrá acompañado de la «relevación» social de sectores vinculados a varias barras bravas del fútbol local, en rigor de verdad, o bien militantes políticos del kirchnerismo, «travestidos» con camisetas de equipos o simples «culatas» del kirchnerismo en el AMBA, siempre a sueldo, ya que estos muchachos que vivieron del «Estado presente» y hoy no encuentran su destino, jamás hicieron ni harán nunca nada sin el vil metal de por medio.
Con el antecedente de algunos barras o pseudo barras bravas de Chacarita, el pasado miércoles, en la última semana la convocatoria por las redes se extendió a supuestos barras o hinchas de muchos más clubes de la Liga Profesional y el Ascenso argentino, que de buenas a primeras parecen haber recobrado el sentido de «conciencia social», o bien reeditado la experiencia nefasta de «Hinchadas Argentinas Unidas».
Enhorabuena, de ser así. Pero en ese caso, ante tamaña «revelación» de un día para el otro, podrían por ejemplo, dejar de «vivir» de las instituciones que dicen «amar» y «representar», que también forman parte de la misma sociedad civil.
Acostumbrados a la coacción permanente, para obtener beneficios de sus propios clubes, con concesiones «por izquierda» los días de partido, reventa ilegal de entradas, carnets gratuitos (mientras los socios comunes hacen «malabares» para pagar sus cuotas sociales y las de sus familias), manteniendo de rehenes a la mayoría de los dirigentes del fútbol argentino, con el visto bueno de una AFA cómplice, que los utiliza como «brazo armado» y «fuerza de choque», al igual que la mayoría de los municipios de la provincia de Buenos Aires y sus intendentes, ahora parecen haber recobrado la «sensibilidad social», para «acompañar» el reclamo siempre justo de los jubilados, segundeando al kirchnerismo y a su «segunda marca», la devaluada y vergonzante «izquierda» argentina.
En definitiva, convocados por «guita» a «defender los derechos de los jubilados » (de otra manera, si no hay un peso, estos lúmpenes no mueven un músculo), los barras o pseudo barras de varíos clubes del fútbol local, han sido convocados/contratados para hacer una de las cosas que más les gusta: enfrentarse a la policía.
Estaría bueno que, si estos mismos muchachos acostumbrados a vivir y traficar de las prebendas de los diferentes niveles del Estado, realmente experimentaron alguna clase de «revelación de conciencia social», se ofrezcan mañana mismo para reconstruir Bahía Blanca y alrededores, a «costo cero», por el mero hecho de la satisfacción del deber ciudadano cumplido y la solidaridad comunitaria.
En definitiva, si el actual modelo de gobierno de Javier Milei, sólo «cierra» con represión, tal cual algunos «iluminados» presagiaran desde el «minuto cero» de su asunción, no podremos saberlo hasta que eventualmente suceda, en los próximos dos años y medio de mandato.
Lo que sí, hoy queda claro, es que para cierta expresión de la oposición, lo único que les cierra es la violencia callejera, a través de los sectores más marginales y delictuales de nuestra sociedad, para intentar provocar el efecto político, del que han demostrado ser absolutamente inútiles e incapaces, por sí mismos o con la «ayuda» de sus «franquicias».
Porque, si hay algo triste en la devaluada política argenta, es abrevar en una izquierda anacrónica, ridícula y colaboracionista, de los gobiernos más corruptos de nuestra historia reciente.
Perdonenlos, Alfredo Palacios, Agustín Tosco o Alfredo Bravo… No saben lo que hacen (y lo que es aún peor, no tienen ni la más pálida idea quiénes fueron o qué legado dejaron).
Y los otros, los violentos y oportunistas de siempre, no deslegitimen el reclamo justo de los jubilados. Empiecen por no vivir más de sus propios y endeudados clubes.
Ya lo se. Pedimos demasiado.