El obispo de Morón, Monseñor Jorge Vázquez, despidió a su amigo, Jorge Bergoglio con quien ha tenido varios encuentros cuando ambos estaban en diócesis diferentes y recordó sus visitas al Vaticano, cuando fue recibido por el Papa Francisco.
El Obispo moronense comenzó reflexionando «uno no deja de conmoverse, más allá que imaginábamos este desenlace; pero cuando se produce, cuesta y en ese sentido a mí me toca. Yo tuve un vínculo con Francisco desde hace mucho tiempo, me acompañaba espiritualmente en un momento, cuando aún yo no era Obispo. Los consejos de él fueron muy importantes en mi vida de sacerdote, primero, y obispo, después».


Monseño Vázquez recuerda la época en la que ambos eran jóvenes y los encuentros que tenía con Monseñor Bergoglio: «cuando era párroco en Lomas de Zamora, él era arzobispo y venía en el ferrocarril Roca a visitarme. Como lo hizo siempre. Tomaba el transporte público e iba a las parroquias o barrios».
¿Dpónde estaba cuando se enteró que fue electo papa?
Antes de viajar como uno de los cardenales que iba a elegir al nuevo papa, lo llamé por teléfono para coordinar encontrarnos a su regreso y me dijo: «espera que vuelva». Le respondí: «..si volves». «No, no hay peligro»… tuve que ir yo después.
¿Qué le sugirió cuando se puso el nombre Francisco?
Cuando me enteré que se puso el nombre Francisco, que se supone de una gran audacia, dije: «acá se viene» y así fue. Ese nombre sintetiza su papado
¿Qué hechos lo destacan a lo largo de su papado?
Esa figura de Francisco nos invita a una iglesia nueva. Francisco abrió puertas y construyó puentes, y eso es lo que debe hacer la iglesia: escuchar y construir puentes con todos. El primer documento que saca como papa «La alegría del evangelio» me abrió la cabeza, entendí eso de caminar juntos porque caminar juntos es hacer sínodo.
¿Cómo puede trazar su perfil como hombre?
Me parece clave la cercanía. De hecho sus últimos momentos son de cercanía. El domingo de pascua, cuando casi no podía hablar, quiso salir a reencontrarse con la gente que era donde él sacaba fuerza y vida.
Monseñor Jorge Bergoglio fue una persona  que tuvo vínculo con la zona oeste. En Ituzaingó vivía su hermana a quien visitó varias veces y, como sacerdote, estuvo en la Plaza San Martín y la Catedral de Morón: «En la plaza estuvo en el congreso nacional de catequesis, vino en el tren Sarmiento y estuvo con la gente que concurrió. También, cuando podía, venía a saludar a su hermana», recuerda el obispo.
A fin de año pasado fue la última vez que lo vio cuando lo visitó en el Vaticano ¿Cómo lo notó de salud?
Sí, estuve con él en Noviembre. Estaba bien de salud. Hinchado por los corticoides que tomaba pero de acá (se señala la cabeza) ¡Perfecto! Hice visitas oficiales más formales e hice otras en Santa Marta, donde había más libertad para charlar. En uno de esos encuentros recuerdo que le pregunté ¿Qué le dirías a la iglesia de Morón? «Que salga, que se mueva», me respondió inmediatamente.
¿Y qué similitud encontró con aquellas charlas que tenían cuando lo iba a visitar a Lomas de Zamora?
El vínculo que teníamos. A partir de allí nos encontrábamos de vez en cuando.
Entre las características como hombre, Monseñor Vázquez describe que era una persona a la que le gustaba tomar mate: «era muy matero siempre estaba tomando mate».
¿Y ahora? ¿Qué iglesia cree que puede venir? ¿La de un sucesor de Francisco o la que busque volver al status quo?
Creo que Francisco ha marcado este camino de iglesia y en lo fundamental lo de él va a  permanecer. Quizá no sea fácil la elección, hay muchos cardenales de Asia, él miraba China. Queda en manos de Dios.

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