El inicio del ciclo lectivo, en el nivel primario, no fue el esperado y no sólo por la ola de calor agobiante que tuvieron que sufrir chicos y grandes, sin aire acondicionado en la enorme mayoría de las aulas moronenses, con el consecuente riesgo para la salud de unos y otros y la complejidad para aprender y enseñar en un auténtico «horno», sino también por otro tipo de complicaciones en instituciones educativas públicas del distrito, entre caída de techos, aulas containers y alumnos reubicados en otras escuelas por la paralización en las obras de infraestructura.
En un universo de entre 200 y 300 establecimientos educativos en el distrito de Morón, la mayoría de ellos muy añosos, algunos incluso con edificaciones centenarias (en especial las del casco céntrico o cercanas a la traza del ferrocarril Sarmiento, típica urbanización de hace una centuria atrás), quizá la escuela primaria N° 50 constituya el emblema público de una infraestructura educativa en franca y progresiva decadencia.

La escuela primaria N° 50 fue inaugurada en 1953 por iniciativa de los vecinos. En 2022 se derrumbó.
Inaugurada en 1953, a instancias del esfuerzo de los vecinos, quienes en los hechos la construyeron desde sus cimientos, la primaria 50, ubicada en Lacarra, entre Mburucuyá y Arena, en Castelar Sur, por una inexcusable falta de inversión en su mantenimiento, literalmente se «vino abajo» en 2022, siendo «apuntalada» y con el cierre de los espacios con peligro de derrumbe, prosiguiendo la continuidad pedagógica de los chicos en aulas modulares.
Mediante la licitación pública N° 22/2022 y en el marco del programa provincial «Escuelas a la Obra», los estados nacional, provincial y comunal comenzaron las tareas de reconstrucción del edificio, a partir del 8 de febrero de 2023, por un monto de $ 389.426.265,50, con un plazo de ejecución de 360 días.

La escuela 50, un doloroso y vergonzante símbolo de la desidia y la desinversión en educación en el distrito.
A más de dos años del inicio de obra pautado y con fecha de finalización en abril de 2024, tras las demoras iniciales, hoy sólo existen los cimientos del nuevo edificio, que de acuerdo al proyecto original, iba a constar de «12 aulas, un laboratorio de tecnología, biblioteca, salón de usos múltiples, comedor, cocina, sector administrativo, áreas de apoyo y un patio central que estarán distribuidos en dos plantas. A la planta alta se podrá llegar, además de por escalera, a través de un ascensor facilitando el acceso a personas con discapacidad», de acuerdo a una publicación oficial del municipio de Morón, del 3 de marzo de 2023.
Dentro de ese esquema «tripartito» (Nación, Provincia de Buenos Aires y Municipalidad de Morón), como suele ocurrir con las «responsabilidades» compartidas, todas las jurisdicciones tienen una excusa a mano para trasladar las culpas de la paralización de las obras, desde diciembre de 2023, coincidiendo provincia y comuna en que el cierre del «griffo» de los fondos destinados a obra pública, desde la llegada a la presidencia de Javier Milei (ya que la financiación, de acuerdo a la licitación, dependía de recursos nacionales), determinó que hoy los alumnos compartan edificio con la primaria 17, en la calle Maison, en Castelar centro, a una distancia considerable del emplazamiento de la 50.

La obra en la escuela 50 está paralizada desde diciembre de 2023.
En este punto, lo que no queda claro, es que si la obra de la primaria 50 se halla en un 30 por ciento, de acuerdo a lo asegurado por el propio intendente Lucas Ghi, que semanas atrás recorriera el predio junto al ministro de educación provincial, Alberto Sileoni, cómo se pudo avanzar tan poco en dos años de construcción, antes del 10 de diciembre de 2023 y la asunción del gobierno libertario con su política de «no hay plata».

Según el intendente Lucas Ghi, las obras en la primaria 50 están en un 30 por ciento.
Otro establecimiento en cuestión, es la EES N° 38, «vecina» de la primaria 50 y con idénticos problemas edilicios, tanto es así que el próximo lunes 10 del corriente, cuando el nivel secundario retorne a clases, volverá a hacerlo en aulas «containers» y con baños químicos, que la empresa que los provee los retira una vez por mes. Demás está decir que no son las condiciones mínimas elementales para el aprendizaje de los alumnos, que con el calor de los últimos días se hubiesen descompuesto, alojados en estructuras de chapa, más propias del almacenamiento portuario que de un aula escolar.
Tanto es así, que por la falta lógica de espacio, la documentación de la escuela 38 se ubica en el salón de actos de la escuela secundaria N° 9, sobre la calle Bufano, compartiendo ambos establecimientos los baños, cuando se colapsan los químicos de la 38.

El techo de la escuela 100 colapsó por las lluvias del fin de semana largo de Carnaval.
En otro de los casos «testigo» de este comienzo de clases complicado para los alumnos del distrito, el pasado miércoles 5 del actual, coincidente con el inicio del nivel primario, la escuela 100 de Haedo, sufrió la caída de parte del techo en dos de sus aulas, producto de la lluvia del fin de semana largo de Carnaval.

En la escuela primaria N° 100 de Haedo se cayó parte del techo de dos aulas.
FONDO DE FINANCIAMIENTO EDUCATIVO, FONDO COMPENSADOR Y CONSEJO ESCOLAR
En este complicado cuadro de desinversión en las escuelas de Morón, resulta interesante subrayar que el distrito cuenta con un Fondo Educativo, provisto de fondos por la provincia, del cual podrían salir los recursos para la continuidad (al menos parcial) de obras, o la compra de aires acondicionados o cuanto menos, la mejora sustancial en la calidad del servicio de comedor en las escuelas de jornada extendida, que deja bastante que desear.

La primaria 50, en el medio de la disputa política entre Nación, Provincia de Buenos Aires y el Municipio de Morón.
Seguramente, hoy la excusa será la misma, con una provincia que aporta menos fondos, por el corte de las partidas procedentes de nación. Como sea, y ante la escasa información sobre la cantidad de recursos recibidos por la comuna, a través de dicho fondo y su ejecución, los consejeros escolares Javier Argolo e Iván Ponce Martínez, presentarán un pedido de acceso a la información pública, para que la gestión de Lucas Ghi responda a todas estas preguntas, hoy sin respuestas.
Sin embargo, adelantándonos al pertinente pedido de acceso a la información de referencia, de acuerdo a las cifras oficiales del gobierno de la provincia de Buenos Aires, durante el ejercicio 2024, el municipio de Morón recibió transferencias bonaerenses, por todo concepto, de $ 40.017.673.668, de los cuales el 77,93 % corresponden a coparticipación.
En particular y lo que más nos interesa, las transferencias de la provincia al municipio de Morón, solamente en concepto de Fondo de Financiamiento Educativo, de enero a diciembre del año pasado, la gestión de Lucas Ghi (siempre de conformidad a los datos oficiales provinciales) percibió un total de $ 2.940.701.520 (apenas el 6,12 % de la «torta» de transferencias totales), recursos suficientes para terminar una escuela derrumbada o, cuanto menos, mejorar sustancialmente la infraestructura edilicia de las abandonadas escuelas del distrito.
Y de regreso, hablando precisamente de consejeros escolares: qué es lo que hace el Consejo Escolar de Morón, para ser parte de la solución de los problemas edilicios en las escuelas del distrito?… Buena pregunta, también sin respuesta.
Presidido por Mabel Mesa, afin políticamente al intendente Lucas Ghi, con nuevo mandato desde comienzos de 2023 por dos años (en rigor de verdad, sin ser docente, hace casi dos décadas que se halla vinculada al Consejo Escolar), tiene a su cargo, además, la estratégica comisión interna de «personal» (esto es, el presupuesto del Consejo), tras la vacancia generada por la renuncia en 2024, del ex consejero Pablo De Gastaldi (socialista), por entonces a cargo de dicha comisión y con diferencias irreconciliables con Mesa.
No fue la única renuncia en los últimos tiempos, en desacuerdo con los manejos discrecionales de Mabel Mesa, ya que la anterior titular del cuerpo, Ana María Domínguez, dejó su cargo de consejera a comienzos de 2023, por idénticas razones a De Gastaldi.
Cuestionada por sus actitudes, hacia adentro y hacia afuera del Consejo Escolar, Mabel Mesa conduce un cuerpo de diez consejeros, cuatro del oficialismo de Unión por la Patria y seis de la oposición.
Los consejeros del oficialismo son: Susana Saccomanno (tesorera), Diego Rodríguez (secretario), Martín Lucero (vocal 1°) y la propia Mesa, presidente del cuerpo. Por la oposición, se cuentan: Luciano Diwan (vice 1° e hijo de Ariel, el casi seguro candidato a la intendencia en 2027, por La Libertad Avanza), Claudia Quintana (vice 2°, concejala mandato cumplido y perteneciente al bloque político Nuevo PRO), Silvia Herrera (Nuevo PRO), Javier Argolo (UCR), Iván Ponce Martínez (de Republicanos Unidos, la fuerza política del diputado nacional Ricardo López Murphy y que llegara a través de Analía Zapulla, ex candidata a la intendencia de Juntos por el Cambio y actual funcionaria del ministerio de seguridad de Patricia Bullrich) y Adriana Martini (PRO).
Resulta interesante destacar que el Consejo Escolar se sostiene con fondos bonaerenses, provenientes del Fondo Provincial Compensador de Mantenimiento de Establecimientos Educativos, por ley provincial 13.010, transferencias realizadas a los Consejos Escolares por intermedio de la Dirección Provincial de Coordinación Municipal y Programas de Desarrollo, dependiente de la Subsecretaría de Coordinación Económica del gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Para tener una idea, sólo en 2024, los fondos transferidos por la provincia de Buenos Aires al Consejo Escolar de Morón ascendieron a $ 426.072.691, para el mantenimiento de las escuelas del distrito.
Finalmente, otro punto a tener en consideración, por su gravedad, es el alto nivel de vandalización que sufren las escuelas del distrito, en especial durante el período de vacaciones, tal el caso de la secundaria N° 27, sita en Solari al 3400 de Morón, que ayer, jueves 6 de marzo, les robaron los equipos de aire acondicionado.
Con o sin alarmas municipales, conectadas con la comisaría más próxima o simplemente disuasivas, las escuelas de Morón tampoco escapan a la inseguridad de un distrito «caliente» y no precisamente por el calor.
Vuelta a clases en Morón, con desinversión y problemas al por mayor.
Desinversión? cobren por alumno al municipio de La Matanza, la mayoría de alumnos proviene de ese municipio en todos los niveles.
Buscas vacantes viviendo en el partido y no hay, porque te «madrugó» alguien que paga impuestos en la matanza, pero elije establecimientos educativos de MORON. Lo mismo con la salud y los centros de atención primaria o el propio hospital municipal, como acá no les cobran «colaboraciones» obligatorias copan los pocos turnos disponibles.
Donde quedaron las épocas donde la prioridad era del residente y aportante del partido donde estaba radicado o dependía el colegio, salita (CAPS), hospital?